martes, 2 de septiembre de 2014

Hacia dentro


Joaquin Canto


                                                                                          “me vienen a convidar a indefinirme
                                                                                           me vienen a convidar a tanta mierda”

                                                                                                       S. Rodriguez


Recorro el amplio pasillo que lleva hasta el espejo y me quedo mirándome quieto, callado, me contemplo durante varios minutos, no veo nada raro, giro la cabeza a un lado y otro, es difícil, no sé dónde está el problema, acerco la cara al espejo y miro en mis ojos, quizás si puedo profundizar en ellos lo entienda, pero no, no aparece ningún rasgo extraño. Abro la boca y miro mis dientes, mi lengua, nada, todo como debe ser, entonces……

Es extraño, llevo días inquieto, con la sensación de que hay algo raro en mí, mi mente se desborda a ratos y en otros momentos se queda en blanco, quiero hacer miles de cosas y siento el cuerpo paralizado.
Ando por esta vieja y sucia ciudad y tengo la sensación de ir a todas partes y a ninguna, enciendo la televisión y todo lo que escucho es viejo, repetido, suena a letanías de un tiempo pasado, a discurso aprendido.
Bajo del metro y me veo sonriendo a la nada, o con los ojos llenos de lágrimas.

Y todo eso porque no lo entiendo, mi cabeza no lo entiende, mi mente no lo entiende, me esfuerzo, escucho, leo, analizo y no lo entiendo. Quiero comprender, sentarme y saber que es así, que todo tiene ya sentido, que no hay más aristas, que las cosas son así de simples.

Me siento, cierro los ojos y vuelvo a preguntármelo, y sí, estoy seguro, no cabe la menor duda, soy de izquierdas, comunista.

Quien haya leído hasta aquí, debo añadir que no como fetos, ni quemo iglesias, que no soy partidario de crear gulags, ni pretendo que vivamos en cuevas o en los arboles y por supuesto no tengo rabo y cuernos.

Soy de izquierdas, se que es difícil de entender, pero es lo que siento, renunciar a eso supone traicionar a mis ideas, a mis principios. Hay quien dice que es mejor no decir que eres de izquierdas, que son conceptos pasados, que hay que ser de izquierdas, comportarse como una persona de izquierdas, pero no decir que eres de izquierdas. Es decir ser de izquierdas pero con vergüenza, qué más da que haya millones de personas que hayan muerto luchando por unos ideales, por un mundo más justo, es mejor no decirlo, no recordarlo.
No se hacia donde voy, me siento perdido, dudo, no encuentro el camino, no sé cómo ayudar, cómo avanzar, lo intento como sé, pero siento frustración.

Quiero un mundo más justo, un mundo donde la industria militar no campe a sus anchas, donde no exista un poder financiero, un mundo que no sea machista, un mundo donde todo el mundo tenga una vivienda digna, de la cual no pueda ser expulsado, quiero un mundo donde no persigamos enriquecernos, donde haya un máximo salarial, donde la cultura y el arte no sean mercancías, donde los hombres y mujeres no sean esclavos, un mundo donde la riqueza este bien repartida, donde la clase obrera controle los medios de producción, un mundo donde la tierra sea para el que la trabaja….y por supuesto sé lo que no quiero, un mundo capitalista.


Parece que es mejor no hablar en esos términos, pero es que no puedo evitarlo, soy de izquierdas y lo pienso decir las veces que hagan falta, soy de izquierdas, porque esos son mis ideales y mis principios y me enorgullezco de decirlo por respeto a los millones que han luchado por esos ideales durante siglos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario