jueves, 11 de diciembre de 2014

Música moderna



“De vez en cuando veo en mi estantería algún disco que escuchaba cuando era joven y me avergüenzo”. ¿De verdad? He oído y leído eso varias veces en poco tiempo. ¿Os ha sucedido? ¿Avergonzaros de la música que escuchabais? No sé, se me hace raro. Me hace gracia el moderno que escucha sólo música indie, mirándote por encima del hombro como si fuera el ariete de la vanguardia cultural, con lo que quiera significar eso. La misma gracia que me hace el heavy que tiene en sus altares a los Judas y te enviará al infierno si no adoras a los dioses del metal.  En fin, que me lío. 

He oído a varias personas decir lo de avergonzarse de sus gustos musicales de antaño. Personas, algunas, por las que tengo respeto y las creía con buen criterio. Pero resulta que no, que el punk de La Polla, el rap de Doble V o el nu metal de Korn son música de instituto. Pongo estos ejemplos como podría poner cualquier otro. Tal vez estoy equivocado, pero creo que quien dice eso, normalmente, no ha entendido de qué va la música. O cualquier disciplina artística. Recuerdos, sentimientos, estados de ánimo. No, no me avergüenzo ni por asomo de haber escuchado música “bakalao”, techno o house. No me escondo al decir que me gustan Los Chichos, Peret o casi cualquier intérprete de rumba catalana. Y Los Planetas. Y Manu Chao. No me avergüenzo, todo lo que he escuchado por gusto ha significado algo. ¿El qué? Pues mayormente tonterías para el resto de los mortales, como el primer porro, el primer beso o las noches de fiesta interminables con los colegas del barrio. 

“Yo es que escucho jazz”. Joder, enhorabuena. Y yo, y no voy haciendo proselitismo. Y escucho a Camarón, Morente y El Pescaílla. Cantantes y autores que hasta no hace tanto eran garrulos según cánones “modernos”. “Este grupo techno…” no hace más que copiar (indisimuladamente además) a Chimo Bayo o Kike Jaén, o a cualquier DJ noventero denostado hasta hace cuatro días por la mal llamada “Ruta del Bakalao” (otro día volveremos sobre esto). A lo que me refiero es a las modas, a las tendencias y creadores de ellas. Todos somos más o menos permeables a estas modas, pero lo de un tiempo a esta parte es digno de estudio. Ojo con decir que ibas a Rockola, ACTV o Puzzle (hablo de Valencia, sí). Ya eras un drogadicto, descerebrado y nacional-pastillero. Ahora veo que se vuelve a llevar esa “cultura de club”. Bienvenida sea, pero, ¡oh! de la mano de los que dictan lo que se lleva. Proselitismo musical, por parte de los mismos que miraban con prepotencia a los que se ponían morados con drogas de colorines (y ellos en raves, pero se lo callan). Ahora son ellos los que con la mandíbula desencajada te invitan a pasar a sus clubes para escuchar la mejor y más exclusiva música. No sé, tal vez sean ganas de llamar la atención. 

Hablo del techno, como podría hablar del flamenco, el rock, el bluegrass o el hip-hop. Música que nace de los estratos más bajos de la sociedad, del pueblo, de los pobres. Gritos contra la opresión, contra la miseria, para divertimento de estas clases bajas, método de abstracción de la vida perra (perdón). Música atacada por los biempensantes desde hace décadas, por ser música “de negros”, “de gitanos”, o “de blancos, pero pobres”. Música ridiculizada, no ya por su calidad (discutible, como todo), sino por el significado y la representatividad que tiene en ciertos sectores de la población. Pues bien, a mi parecer, todo esto de ridiculizar a según qué estilo de música responde a querer quitar ese significado a la misma, podar las ramas del árbol agreste hasta que queda un bonito bonsái listo para el consumo del “ciudadano medio” (perdón, de nuevo). En fin, quita un par de crestas y de guitarrazos y te quedará un bonito grupo con camisetas de Ramones  como (pon aquí la banda de punk-pop que más te guste) listo para sonar en radiofórmulas.

Se han puesto de moda barbas y caras imberbes; ropa ancha y estrecha; cuerpo completamente depilado y peludo como un oso; leer a Auster o a Bukowski. Espero con ansia que se ponga de moda de nuevo el chándal de táctel y todos esos creadores de tendencias se enganchen a la heroína y se vayan a cagar de una puta vez (perdón, perdón, perdón).

Mientras escribía esta tontería ha sonado Los Enemigos, Ilegales, SFDK, Gatillazo, Los Chikos del Maíz e, incluso, una de Camela. :D